El Desarrollo Sustentable: Interpretación y Análisis.
Alfredo Ramírez Treviño, Juan Manuel Sánchez Núñez & Alejandro García Camacho
Profesores – Investigadores adscritos al Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios Sobre
Abril de 2003.
El desarrollo sustentable ha generado aparentemente
una visión innovadora a la humanidad
en este nuevo siglo; toda vez que es
un concepto que propone la protección de la
naturaleza, además de la equidad social presente
y futura.
El desarrollo sustentable no pone a debate ni
discute sobre sistemas políticos ni económicos
sino que, a partir del medio ambiente, postula
un cambio social pacífico y gradual, que de manera
organizada y planificada modifique nuestra
relación con la naturaleza, con nosotros mismos
y con la sociedad. De esta manera, el desarrollo
sustentable ha creado una gran adhesión
a su favor porque en su discurso ofrece
puntos centrales de consenso imposibles de
rechazar; sin embargo, esto se debe a una razón
muy simple: hace falta análisis por lo que
no se observa que la definición quede muy
amplia para ser puesta en practica.
El concepto se acepta como propuesta social
pero no puede aplicarse fácilmente a procesos
de trabajo específicos; no obstante, es su amplitud
lo que permite que existan múltiples interpretaciones
en torno a la sustentabilidad.
El Desarrollo Sustentable
El concepto de desarrollo sustentable, tal como
se difunde actualmente, puede ubicarse en
1983, cuando la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) creó la Comisión Sobre el Medio
Ambiente y el Desarrollo, presidida por Gro
Harlem Brundtland, quien fuera primer ministro
de Noruega. El equipo de trabajo, también denominado
Comisión Brundtland, efectuó estudios,
disertaciones, análisis, debates y consultas
públicas, por todo el mundo, durante tres
años aproximadamente, finalizando en abril de
1987, con la publicación y divulgación del informe
llamado Nuestro Futuro Común mejor
conocido como El Informe Brundtland.
En este documento se señala con claridad
que la sociedad debe modificar su estilo y hábitos
de vida, si no se quiere que la crisis social
y la degradación de la naturaleza se extiendan
de manera irreversible. Nuestro Futuro Común
reconoce que hay asimetrías entre los países y
que se profundizan con la pobreza de las
naciones en desarrollo; a pesar de esto, la Comisión
Brundtland propone objetivos comunes,
en un intento de generar una amplia aceptación
para unificar las posiciones e intereses de países
y sociedades diversas que hacen compleja la
interpretación de la idea de sustentabilidad. En
el Informe Brundtland se define el concepto de
“Desarrollo Sustentable”, de la siguiente manera:
El desarrollo sustentable es el desarrollo que
satisface las necesidades de la generación presente,
sin comprometer la capacidad de las
generaciones futuras, para satisfacer sus propias
necesidades. Encierra en sí, dos conceptos
fundamentales:
• El concepto de “necesidades”, en particular la
necesidades esenciales de los pobres a los que
debería otorgarse prioridad preponderante;
• La idea de limitaciones impuestas por el estado
de la tecnología y la organización social entre la
capacidad del medio ambiente para satisfacer
las necesidades presentes y futuras.
Por consiguiente, los objetivos del desarrollo.
Ensayo
económico y social se deben definir desde el
punto de vista de su sustentabilidad.1
Esta definición es la más conocida y, de hecho,
es la raíz de la cual se desprenden otras
conceptualizaciones respecto de la sustentabilidad.
La intención básica del desarrollo sustentable
es crear un proceso que permita el desarrollo
social, pero de una manera en la que,
para las generaciones venideras, deben seguir
permaneciendo los recursos naturales y los
ecosistemas que garanticen un bienestar y una
calidad de vida adecuados.
El desarrollo sustentable no deja de ser desarrollo,
pero con un adjetivo que lo califica:
sustentabilidad; es decir, debe tener una serie
de atributos y características que le permitan su
capacidad de permanecer y reproducirse a niveles
cada vez más amplios.
Al hablar de un “tipo de desarrollo que permita
satisfacer las necesidades de la generación
presente, sin poner en riesgo la capacidad de
las generaciones futuras para satisfacer las
suyas”, es posible observar dos planteamientos;
por un lado, existe un componente ético
relativo al hombre, pues al pensar en generaciones
futuras y no sólo en las generaciones
actuales la única razón a la que puede recurrirse
es al principio de solidaridad, que es un principio
ético; por otro lado, tenemos un componente
ecológico relativo a la naturaleza, al
hablar de la necesidad de mantener la capacidad
de recuperación del ecosistema. Ambos
planteamientos se unen en el desarrollo sustentable
pensando en una relación en donde los
dos salgan beneficiados.
El desarrollo sustentable requiere de una
política donde toda actividad productiva se
ocupe de satisfacer las necesidades de la
población actual, y se preocupe por atender las
necesidades de las generaciones futuras, en
función de los recursos disponibles, lo que
implica orden y límites que deben establecerse
a la organización social actual.
A pesar de que en el Informe Brundtland se
especifica lo que es Desarrollo Sustentable, el
tema queda abierto a distintas interpretaciones
pues, en su apartado de conclusiones, Nuestro
Futuro Común señala sólo vaguedades para
hacerlo operativo:
En su sentido más amplio, la estrategia para el
desarrollo sustentable tiende a promover las
relaciones armoniosas de los seres humanos
entre sí y entre la humanidad y la naturaleza. La
consecución de un desarrollo sustentable requiere:
• un sistema político democrático que asegure a
sus ciudadanos una participación efectiva en la
toma de decisiones;
• un sistema económico capaz de crear excedentes
y conocimiento técnico sobre una base
autónoma y constante;
• un sistema de producción que cumpla con el
imperativo de preservar el medio ambiente;
• un sistema tecnológico capaz de investigar
constantemente nuevas soluciones;
• un sistema internacional que promueva modelos
duraderos de comercio y finanzas; y,
• un sistema administrativo flexible y capaz de
corregirse de manera autónoma.2
A partir de estas recomendaciones se puede
establecer que, para lograr la sustentabilidad,
es cuestión de buena voluntad, sobre todo de
los gobiernos del mundo, ignorando o bien omitiendo
deliberadamente, que se vive en un mundo
donde los sistemas económicos y políticos
contradicen todo principio de sustentabilidad.
Lo que cuenta es la sinceridad en la persecución
de dichos objetivos y la eficacia con que se
corrigen sus desviaciones. En este sentido, el
desarrollo sustentable es un proceso de estudio
y adaptación, más que un estado definitivo3 por
tanto podemos afirmar que nunca se alcanzará.
Al plantearse de forma tan amplia, el concepto
de desarrollo sustentable da espacio, por la
falta de certeza en cuanto a la escala geográfica
y temporal de su aplicación, a que se genere un
debate en torno a su interpretación.
Sin embargo, el desarrollo sustentable se ha
convertido en el referente obligado al que se
ha sumado la mayoría de las naciones y sus gobiernos;
pues el discurso se legitimó, oficializó y
difundió ampliamente a partir de la Conferencia
de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente
y Desarrollo, llevada a cabo en Río de Janeiro
en 1992, conocida como "Cumbre de la Tierra".
La Agenda 21 es un marco de referencia para
normar el proceso de desarrollo, acorde con los
principios de la sustentabilidad. Fue el resultado
más importante de la Cumbre de Río.
De esta forma, desarrollo sustentable ha pasado
a ser una expresión que no debe faltar en
los discursos políticos o académicos, a sabiendas
de que quienes la enuncian por lo regular
ignoran cuál es su significado y nunca harán
ningún esfuerzo por convertir esas palabras en
realidad tangible.
PARA MAS INFORMACION: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=34202107
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